Versículo clave:
“Que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos.”
— 2 Corintios 4:8-9 (RVR1960)
Reflexión:
La vida cristiana no está exenta de pruebas, dificultades ni momentos de dolor. Habrá días en los que nos sentiremos golpeados por la vida, por decisiones difíciles, por traiciones, pérdidas o circunstancias que parecen superar nuestras fuerzas. En esos momentos, podríamos pensar que hemos sido derrotados o que Dios se ha olvidado de nosotros. Pero la Palabra de Dios nos recuerda una poderosa verdad: aunque estemos derribados, no estamos destruidos.
El apóstol Pablo, quien escribió estas palabras, no hablaba desde la teoría, sino desde la experiencia. Él había sido azotado, encarcelado, perseguido y había enfrentado peligros de muerte muchas veces. Sin embargo, su fe no se quebró, porque sabía que su fortaleza no venía de sí mismo, sino del poder de Dios en él. Pablo nos enseña que ser derribados no es el final. Caer no significa fracasar, ni ser menos amados por Dios.
Dios no solo está presente en nuestras victorias, sino también en nuestras luchas. Él no abandona al herido, ni olvida al que llora. Al contrario, Su poder se perfecciona en nuestra debilidad. Cada caída puede ser una oportunidad para levantarnos con más humildad, más dependencia de Dios y más carácter. El enemigo puede intentar derribarte, pero no tiene poder para destruirte si permaneces en Cristo.
Hoy, tal vez te sientas sin fuerzas, como si estuvieras en el suelo emocional o espiritualmente. Tal vez estás luchando con dudas, dolor o culpa. Pero el Señor te dice: “Levántate. No he terminado contigo. Esta caída no es tu final, es parte de tu formación.”
No importa cuántas veces caigas, mientras no dejes de levantarte con la ayuda de Dios.
Oración:
Señor, gracias porque aunque la vida me golpee, Tú nunca me abandonas. En los momentos en que me siento derribado, recuérdame que sigo en Tus manos y que nada puede destruir lo que Tú has comenzado en mí. Fortalece mi fe, levántame con Tu poder, y ayúdame a seguir adelante confiando en que Tú tienes la última palabra sobre mi vida. En el nombre de Jesús, amén.
COMPARTE ESTE DEVOCIONAL CON ALGUIEN MÁS, SEGURO NECESITA LEERLO.
0 Comentarios