📖 Versículo clave:
“Él sana a los quebrantados de corazón, y venda sus heridas.”
(Salmo 147:3, RVR1960)
Reflexión
Todos cargamos heridas en el corazón: traiciones, palabras duras, pérdidas o situaciones que dejaron una marca profunda en nuestra alma. Muchas veces tratamos de ocultarlas, convencidos de que el tiempo las cerrará. Sin embargo, el tiempo no siempre sana, a veces solo esconde. El único que realmente puede tocar lo más profundo de nuestro ser y traer restauración completa es el Señor.
Dios no ignora tu dolor, lo ve y lo entiende. Cristo mismo fue herido, rechazado y traicionado. Por eso puede compadecerse de ti y extenderte su sanidad. Cuando abrimos nuestro corazón a Él, el Espíritu Santo comienza a vendar lo que parecía irreparable.
Sanar no siempre significa olvidar, sino dejar que Dios transforme esa herida en un testimonio de su gracia. Allí donde hubo dolor, Él puede levantar esperanza. Donde hubo rechazo, Él puede sembrar aceptación y amor.
Oración
Señor amado, pongo delante de Ti mis heridas, las que recuerdo y las que he escondido en lo más profundo de mi ser. Sana mi corazón, transforma mi dolor en testimonio y lléname de tu paz. Ayúdame a perdonar, a soltar lo que me ata y a confiar en que Tú restauras todas las cosas. Amén.
COMPARTE ESTE DEVOCIONAL CON ALGUIEN MÁS, SEGURO NECESITA LEERLO.
0 Comentarios