📖 Versículo clave:
“Pacientemente esperé a Jehová, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor.”
(Salmos 40:1, RVR1960)
Reflexión
Esperar nunca es fácil. Vivimos en un mundo acelerado, donde lo queremos todo de inmediato. Sin embargo, Dios nos enseña que la paciencia no es simplemente aguantar con resignación, sino confiar en Su tiempo perfecto. David nos recuerda en este salmo que al esperar pacientemente en Jehová, no quedamos olvidados, sino que Él se inclina hacia nosotros y escucha nuestro clamor.
La espera se convierte en un taller de fe, donde Dios moldea nuestro carácter, fortalece nuestra confianza y nos enseña a depender más de Él que de nuestras propias fuerzas. Muchas veces creemos que Dios tarda, pero en realidad Él nunca llega tarde: siempre actúa en el momento exacto que necesitamos.
Así como el sembrador espera con confianza la cosecha, así debemos nosotros descansar en la certeza de que Dios cumple Sus promesas. La paciencia en la espera no es pasividad, sino una fe activa que confía en que Dios está obrando, aun cuando no vemos resultados inmediatos.
Oración
Señor amado, ayúdame a esperar en Ti con paciencia y confianza. Enséñame a descansar en Tu voluntad y a recordar que Tus tiempos son perfectos. Mientras espero, fortalece mi fe, guarda mi corazón de la impaciencia y hazme crecer en la confianza de que Tú siempre cumples lo que prometes. En el nombre de Jesús, amén.
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