📖 Versículo clave:
“Y la casa de Obed-edom quedó bendecida por Jehová y todo lo que tenía.”
— 2 Samuel 6:11 (RVR1960)
Reflexión
Cuando el arca del pacto fue llevada a la casa de Obed-edom, la presencia de Dios trajo consigo abundancia, paz y prosperidad. No fue la madera del arca, ni el oro que la recubría lo que transformó aquella casa, sino el hecho de que la gloria de Dios habitaba allí.
De la misma manera, nuestra casa también puede ser un lugar donde repose la bendición de Dios. No se trata de cuánto tenemos, sino de a quién invitamos a habitar en medio de nosotros. Cuando Cristo es el centro de la familia, cada rincón se llena de su paz, cada relación se fortalece, y aun en medio de pruebas, su favor permanece.
La bendición de Dios no es solo material; incluye armonía en el hogar, salud espiritual, gozo, amor y dirección en las decisiones. Tal vez enfrentas dificultades familiares o económicas, pero recuerda que la clave está en hacer espacio para la presencia de Dios. Cuando en tu hogar se ora, se lee la Palabra y se busca al Señor, Su bendición descansa como un manto protector.
Pregúntate hoy: ¿Qué lugar tiene Dios en mi casa? ¿Es solo un visitante ocasional o es el dueño y Señor del hogar? Decide abrir las puertas de tu vida y tu familia a su presencia. Así como en la casa de Obed-edom, la bendición de Jehová reposará en lo tuyo.
Oración
Señor, gracias porque tu presencia trae bendición y paz. Hoy te invito a morar en mi casa, en mi familia y en mis decisiones. Que tu gracia cubra cada área de mi vida, y que tu bendición repose sobre todo lo que me has dado. En el nombre de Jesús, amén.
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