📖 Versículo clave:
“Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.”
— Efesios 4:32 (RVR1960)
Reflexión:
Perdonar no significa justificar la ofensa ni olvidar el dolor. Perdonar es soltar la carga que llevamos en el corazón y dejar que Dios sane nuestras heridas. El rencor nos ata al pasado y envenena nuestra alma, mientras que el perdón nos abre el camino hacia la libertad y la paz.
Jesús nos mostró el mayor ejemplo en la cruz, cuando pidió al Padre que perdonara a quienes le crucificaban. Ese acto supremo nos recuerda que el perdón no depende de lo que otros merezcan, sino de la gracia que Dios ya nos dio a nosotros. Cuando perdonas, no solo bendices al que te ofendió, sino que te liberas tú mismo de la esclavitud de la amargura.
Quizás aún guardas resentimiento hacia alguien. Hoy el Señor te invita a entregar esa carga en sus manos. El perdón es un regalo que sana el alma y abre las puertas a una vida más ligera y plena en Cristo.
Oración:
Señor amado, gracias porque en Cristo me perdonaste completamente. Ayúdame a reflejar esa misma gracia con los que me han ofendido. Líbrame de la amargura y enséñame a perdonar con un corazón sincero. Que tu amor sea más grande que mi dolor y que al perdonar encuentre la verdadera libertad. Amén.
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