📖 Versículo clave:
“Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.”
Hebreos 11:6 (RVR1960)
Reflexión:
La fe es el fundamento de nuestra vida cristiana. No se trata de un simple optimismo ni de un pensamiento positivo, sino de una confianza profunda en el carácter de Dios y en Sus promesas. La Biblia nos recuerda que sin fe es imposible agradar a Dios, porque la fe es lo que nos conecta con Él en cada aspecto de nuestra vida.
Cuando miramos a los héroes de la fe en Hebreos 11, vemos que ninguno de ellos tuvo un camino fácil. Abraham tuvo que dejar su tierra sin saber a dónde iba, confiando solamente en la palabra de Dios. Moisés renunció a los privilegios de Egipto para obedecer al Señor y conducir a Su pueblo. Noé construyó un arca durante años mientras todos se burlaban de él. Todos ellos tuvieron algo en común: creyeron a Dios aun cuando las circunstancias parecían imposibles.
La fe genuina no se limita a creer en los momentos en que todo parece ir bien. Es precisamente en la adversidad donde la fe se prueba y se fortalece. Tener fe no significa que no enfrentaremos dificultades, sino que, en medio de ellas, podemos tener la certeza de que Dios está obrando a nuestro favor. La fe nos permite descansar en que Su voluntad es buena, agradable y perfecta, aunque no siempre la comprendamos.
Hoy, el Señor también nos invita a vivir por fe. Quizás enfrentas una situación incierta: problemas financieros, un diagnóstico médico, un conflicto familiar o una puerta cerrada. En esos momentos, la fe te recuerda que Dios sigue siendo fiel, que no se ha olvidado de ti y que Sus planes son más grandes de lo que puedes imaginar.
La fe es práctica y cotidiana. Se muestra en la decisión de orar antes de actuar, en el esfuerzo por obedecer a Dios aunque cueste, en el paso valiente de perdonar cuando duele, en la confianza de que Él suplirá lo que necesitas. Cada vez que eliges creer en Su palabra más que en tus temores, estás agradando a tu Padre celestial.
Por eso, no tengas miedo de ejercitar tu fe. Aunque sea del tamaño de un grano de mostaza, Dios puede hacer cosas extraordinarias a través de ella. Recuerda: no se trata de la grandeza de tu fe, sino de la grandeza del Dios en quien has depositado tu confianza.
Oración:
Señor, hoy quiero afirmarme en la fe. Sé que muchas veces las dudas y los temores me han paralizado, pero declaro que Tú eres mayor que cualquier circunstancia que enfrento. Ayúdame a vivir cada día confiando en Tu palabra, a esperar en Tus promesas y a caminar con la seguridad de que Tú nunca fallas. Haz que mi fe crezca, se fortalezca y sea un testimonio vivo de Tu fidelidad. En el nombre de Jesús. Amén.
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