Lee el devocional de hoy y mantén tu conexión diaria con Dios.
📖 Versículo clave:
"Confía en el Señor con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus sendas."Proverbios 3:5-6
Reflexión:
Confiar en Dios no es una reacción automática; es una decisión diaria. Cuando todo va bien, es fácil decir que confiamos en Dios. Pero cuando los vientos cambian, las cuentas se acumulan, las oraciones parecen no tener respuesta y los caminos se vuelven inciertos, allí es donde se prueba la verdadera confianza.
Dios no nos pidió que entendiéramos todo, sino que confiáramos en Él. Muchas veces queremos tener el control, ver el mapa completo de nuestra vida, entender por qué algo pasa, y cuándo cambiará. Pero la confianza genuina en Dios comienza cuando soltamos la necesidad de entender y abrazamos la seguridad de que Él sabe lo que hace.
En la Biblia, vemos muchos ejemplos de personas que tuvieron que confiar sin ver. Abraham salió de su tierra sin saber a dónde iba, sólo con la promesa de Dios. José fue vendido por sus hermanos, injustamente encarcelado, y aun así nunca perdió la fe en que Dios tenía un propósito. David fue ungido rey pero pasó años huyendo por su vida. Todos ellos experimentaron el poder de la confianza en un Dios que nunca falla.
La clave está en lo que dice Proverbios: "no te apoyes en tu propia prudencia". ¿Cuántas veces nos hemos apoyado en nuestros pensamientos, planes y cálculos? Pero Dios quiere que reconozcamos que sin Él, no podemos andar el camino correcto. Cuando lo hacemos a Su manera, Él promete enderezar nuestras sendas, es decir, ordenar nuestro caminar, quitar obstáculos, abrir puertas y llevarnos a lugares de bendición.
La confianza en Dios no es pasiva; es activa. Significa orar aun cuando no hay respuestas, adorar en medio de la tormenta, seguir adelante cuando todo dentro de ti quiere rendirse. Es decir: “Señor, no lo entiendo, pero creo que Tú sí sabes lo que haces”.
Oración:
Señor, hoy reconozco que muchas veces he querido entender más que confiar. Pero me rindo a tu voluntad. Aun cuando no vea, quiero creer que estás obrando. Dame paz, aumenta mi fe y enséñame a caminar por fe y no por vista. Gracias porque tus caminos son más altos que los míos, y en Ti puedo descansar. Amén.
Aplicación práctica:
Piensa hoy: ¿en qué área de tu vida estás luchando por confiar? ¿Es tu salud, tus finanzas, tu familia, tu propósito? Entrégaselo al Señor. Escríbelo en una hoja, y dile con fe: “Señor, esto lo pongo en tus manos. No me apoyaré más en mi lógica. Confío en ti.”
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