Lee el devocional de hoy y mantén tu conexión diaria con Dios.
📖Versiculo clave:
“Jesús les dijo: Por vuestra poca fe; porque de cierto os digo, que si tuvierais fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: ‘Pásate de aquí allá’, y se pasará; y nada os será imposible”.
— Mateo 17:20 (RVR1960)
Reflexión:
La fe es una de las armas espirituales más poderosas que Dios nos ha dado. No es un simple pensamiento positivo ni una ilusión optimista. La fe verdadera es una certeza interior, un convencimiento profundo de que Dios es real, que Su Palabra es verdadera y que Él tiene el poder y el deseo de actuar en nuestra vida.
Cuando Jesús dijo que una fe tan pequeña como un grano de mostaza puede mover montañas, no estaba usando una metáfora exagerada: estaba revelando una verdad espiritual poderosa. Un grano de mostaza es minúsculo, pero tiene vida en su interior. Así es la fe: aunque parezca pequeña, si está viva y enraizada en Dios, tiene el potencial de crecer, extenderse y producir milagros.
Muchas veces nos enfrentamos a montañas: situaciones imposibles, diagnósticos médicos, escasez financiera, relaciones rotas, batallas emocionales o puertas cerradas. Ante estas montañas, la lógica humana se rinde, pero la fe ve oportunidades para que Dios se glorifique.
La fe no niega la realidad, pero la somete al poder de lo eterno. Mientras la duda pregunta “¿Cómo?”, la fe declara “Dios puede”.
La clave está en quién es el objeto de nuestra fe. No es fe en nosotros mismos, ni en lo que vemos, ni siquiera en lo que sentimos. Es fe en el carácter inmutable de Dios. El mismo Dios que abrió el mar rojo, que hizo llover maná, que resucitó a Lázaro, sigue siendo el mismo hoy. Y Él honra la fe, incluso cuando parece pequeña.
El enemigo buscará siempre sembrar incredulidad. Nos hará pensar que nuestra fe no es suficiente, o que Dios no hará lo que ha prometido. Pero ahí es donde debemos recordar que incluso una fe pequeña, si está en el Dios correcto, es suficiente para mover lo que parece inamovible.
La fe verdadera actúa. No es pasiva. Habla, ora, se levanta, obedece, camina y no se rinde. Aunque el milagro no llegue de inmediato, la fe mantiene los ojos puestos en Dios y no en la montaña.
Verdades que debemos recordar:
•No necesitas una fe perfecta, necesitas una fe viva.
•Las montañas no son más grandes que el Dios que las creó.
•Cada desafío es una oportunidad para ejercitar tu fe.
•La fe crece cuando la alimentas con la Palabra y la presencia de Dios.
Oración:
Señor, gracias por recordarme que mi fe, aunque sea pequeña, tiene valor ante ti. Hoy presento delante de ti las montañas que enfrento. No las niego, pero las confronto con la confianza en tu poder. Ayúdame a creer, a avanzar, a hablar y a actuar como alguien que sabe que tú eres fiel. Que mi fe crezca y se fortalezca cada día, y que yo pueda ser testimonio de que tú eres el Dios que aún mueve montañas. Amén.
Aplicación para hoy:
1. Escribe el nombre de una “montaña” que estés enfrentando.
2. Ora con fe, declarando que Dios puede moverla.
3. Da un paso de obediencia o acción según lo que Dios ponga en tu corazón.
4. Recuerda diariamente que no estás solo. Dios pelea por ti.
COMPARTE ESTE DEVOCIONAL CON ALGUIEN MÁS, SEGURO NECESITA LEERLO.
0 Comentarios